MÚSICA PARA SILENCIAR LA GUERRA EN EL KURDISTÁN

Descubrí la existencia de Gani la primavera del 2019, cuando creía que conocer el proyecto del Kurdistán de Gani Mirzo era una señal.

Aquel 5 de Marzo aún vivíamos una vida sin mascarillas y tenía la tradición de pasar unas horas a la semana en la cafetería de mi querida librería Altaïr. Por aquel entonces estaba planeando irme un tiempo a Estambul y entrar como voluntaria en una fundación que protegiera los derechos de los kurdos en Turquía. Casualmente aquel día se daba la charla y proyección llamada ‘Armonías, para después de la guerra’, pero os diré algo, nunca he creído en las casualidades.

La situación de pobreza y miseria en Siria, a causa de la guerra contra el Estado Islámico, es inhóspita, dejando a centenares de niños huérfanos y miles de jóvenes sin esperanzas que han tenido que huir a campos de refugiados para poder sobrevivir a la barbarie cometida. Personas que han visto morir sus ilusiones han dejado de proyectar un futuro a causa de la ausencia de un presente.

Gani es un músico kurdo exiliado en Barcelona desde 1993 que decidió dejar su trabajo en la orquesta en la que tocaba para, junto con Músicos sin Frontera y otros colaboradores, recolectar instrumentos musicales para repartirlos en Rojava, el Kurdistán sirio que ha quedado devastado tras la guerra.

“El arte no termina con la guerra, pero ayuda a mantener la esperanza”

En el documental Gani, junto con sus colaboradores, se reúne con distintos artistas, poetas y músicos que tuvieron que huir de Rojava al ser amenazados por el Estado Islámico, un grupo fundamentalista que prohíbe toda actividad que suponga un ápice libertad de pensamiento, lo que incluye el arte, la música y la literatura. Este es el motivo por el cual en toda Siria fueron desaparecieron las escuelas de música y arte, convirtiendo el territorio en un lugar gris y de ruina.

La situación kurda actual es difícil de describir, llena de grandes contradicciones históricas, las últimas décadas han sido una constante búsqueda de la tierra prometida del Kurdistán por la que el grupo armado kurdo PKK lucha sin perder la esperanza de hacerla una nación real.

Considerado una organización terrorista para Turquía y Estados Unidos, al mismo tiempo el PKK luchaba en Siria junto Estados Unidos para vencer al DAESH, hasta que a finales del 2019 las tropas americanas abandonaron la zona por órdenes de Trump, quien al mismo tiempo enlaza sus intereses con Erdogan, actual presidente de Turquía con tendencias conservadoras y tendencias islamodemócratas, en contra de la comunidad kurda y su búsqueda de autonomía.

Gani presenta un documental donde el amor humano a través del arte se respira en cada segundo de la película. Entrevista a jóvenes que tuvieron que huir de Rojava abandonando su familia y sus sueños, como es el caso de Suafan, quien construye instrumentos para devolver la esperanza. Muchos de los jóvenes que entrevista Gani visitan por primera vez Rojava después de la guerra, una ciudad que ha quedado totalmente destruida, junto con sus propias casas y toda su infancia y juventud reducida a ruinas.

La fundación de Gani proclama el derecho a la esperanza. Como él bien dice, la comida y los medicamentos son importantes para que el cuerpo siga viviendo, pero el arte es importante para que el corazón siga latiendo. Así, una guitarra devuelve la esperanza a un joven músico ciego que vio sus sueños rotos con la entrada del DAESH en su casa, y cada parte esencial de la vida se reconstruye con el sonido de unas notas en la lejanía ante un paraje desolado por el que ha pasado la tormenta.

El proyecto de Gani dio algo de forma a un proyecto propio que llevo en mente desde hace tiempo, también me ha dado esperanza a mí, una viajera que quiere hacer del mundo algo mejor a través del arte, y es que hay personas que sin saberlo inspiran a soñar por lo alto y lo más importante, a que ese sueño pueda llegar a ser una realidad, gracias Gani.

‘Espero que la música sirva para silenciar el ruido de la guerra’.

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