¿Cautividad (in)visible? Exposición de la artista afgana Rada Akbar

Me situaría en la insensibilidad si después de visitar la exposición Invisible Captivity de Rada Akbar no osara escribir mis sensaciones respecto a mi experiencia enfrente a las imágenes de la artista afgana, y mucho más aún si no decidiera hacer con ello una crítica constructiva a la situación hiriente que las mujeres están viviendo actualmente -pero también en pasado y probablemente en futuro- en Afganistán.

Rada Akbar es una artista que se une al carro del movimiento feminista en auge de estas últimas décadas, con la diferencia de que en esta ocasión la artista no sólo pone entredicho el papel de la mujer en la sociedad, sino que además cuestiona sutilmente el papel del espectador respecto al conflicto que se vive en Afganistán debido a la usurpación del poder por parte del Régimen Talibán en 2021.

“Cenefas de bordados delicados recorren el burca negro que envuelve el cuerpo de una mujer. No le podemos ver los ojos, pero sabemos que nos mira. Los pliegues de la ropa se abren como lo hacen las flores para descubrirnos un pecho. Es la montaña mágica que protege el corazón y los pulmones de la mujer. Es también la fuente de donde sale el néctar que alimenta al niño. Los Talibanes cogieron el control de la ciudad de Kabul en agosto de 2021. Desde entonces, las mujeres no pueden irse de casa sin el acompañamiento de un hombre. No pueden formar parte de la esfera pública ni tener organizaciones propias. Tampoco se les permite el acceso a la educación. No pueden ir al gimnasio, ni practicar deporte. Y deben de llevar burca en público. En la fotografía, el pecho se erige poderoso, con identidad propia, como un grito de protesta inagotable, que no cesará hasta que vuelvan los derechos a las mujeres de Afganistán”

– Rada Akbar

La artista expone una serie de fotografías cuyas protagonistas son siluetas envueltas con un burka a través del cual se intuye la figura femenina, dejando expuestas visiblemente ciertas partes del cuerpo de la mujer que se representa a través de la huella dactilar recreada por distintas Aleyas del Corán. Así, Akbar nos expone una obra con la que cuestionarse no sólo la identidad como tal, sino el significado que le damos a ésta en un contexto en el que se ha homogeneizado a todo un género a través de una vestimenta impuesta que silencia e invisibiliza.

No deja de ser sorprendente que la recreación de la fotografía de retrato entendida en sus fundamentos como la representación identitaria, en la obra de Akbar se sitúe en el lado extremo de una homogeneización hiriente impregnada de un negro funesto.

Aparentemente el retrato de mujeres veladas no debería de suponer un cuestionamiento moralista, pues es bien sabido que los distintos tipos de velos que profesa el Islam para la mujer es un conjunto de normas religiosas que, en la mayoría de los casos, se acepta como parte de la fe y en muchas ocasiones, como símbolo de los derechos de la mujer musulmana, pero tampoco es debido olvidar la polémica social de si dicha costumbre aparece realmente en el Corán o ha sido tergiversado en provecho del patriarcado. La artista plantea la desigualdad que dichas aleyas profesan y que aún formando huellas identitarias en su formas, no dejan de erigirse como la palabra que homogeneiza a todas las mujeres afganas bajo el poder talibán.

Es evidente, por otra parte, que Rada realiza un juego de palabras paradójicas con el propio título de la exposición, pues, ¿es realmente la situación de la mujer afgana una cautividad invisible? Después de que las noticias nos avasallaran a imágenes de índole sensacionalista, no podemos negar el desconocimiento de la situación que se vive actualmente en Afganistán, por lo tanto se está poniendo en evidencia la despreocupación de la sociedad occidental, al mismo tiempo que las políticas internacionales que no se responsabilizan de su propia culpa, banalizando la situación con el paso de las semanas hasta convertirse en algo dado, en algo aceptado y nuevamente ignorado.

El blanco y negro, los rostros inexpresivos, los burqas, las supersticiones de formulas mágicas de mal de ojo… Delante de estas imágenes observadas desde la alteridad, ¿cómo percibimos la herida de lo desconocido? Como menciona Susan Sontag en su obra,

No debería suponerse un ‘nosotros’ cuando el tema es la mirada al dolor de los demás. ¿Quiénes son el ‘nosotros’ al que se dirigen esas fotos conmocionantes? Ese ‘nosotros’ incluiría no únicamente a los simpatizantes de una nación más bien pequeña o a un pueblo apátrida que lucha por su vida, sino a quienes están solo en apariencia preocupados por alguna guerra execrable que tiene lugar en otro país. Las fotografías son un medio que dota de ‘realidad’ a asuntos que los privilegiados o los meramente indemnes acaso prefieren ignorar.

– Susan Sontag, Ante el dolor de los demás.

No debería suponerse un ‘nosotros’ cuando el tema es la mirada al dolor de los demás. ¿Quién es el ‘nosotros’ al que se dirigen esas fotografías que conmocionan? Ese ‘nosotros’ incluiría no únicamente a los simpatizantes de una nación más bien pequeña o a un pueblo apátrida que lucha por su vida, sino a quienes están solo en apariencia preocupados por alguna guerra execrable que tiene lugar en otro país. Las fotografías son un medio que dota de ‘realidad’ a asuntos que los privilegiados o los meramente indemnes acaso prefieren ignorar. Siguiendo con Sontag,

“Son multiples los usos para las incontables oportunidades que depara la vida moderna de mirar el dolor de otras personas. Las fotografía de una atrocidad pueden producir reacciones opuestas. Un llamado a la paz. Un grito de venganza. O simplemente la confundida conciencia, repostada sin pausa de información fotográfica, de que suceden cosas terribles.”

– Susan Sontag, Ante el dolor de los demás.

(Me) llegan a surgir muchos planteamientos de la obra “Invisible captivity” ¿Cómo sería el significado de las imágenes referidas si su creador fuera una mujer occidental que desconociera la experiencia de una identidad herida y manipulada? ¿Se hablaría de otredad desde la diferencia, se criticaría como desconsiderado o acogería una perspectiva empática para un público anodino acostumbrado a la imagen aflictiva que los medios exponen como catálogos de nueva temporada? Y en tal caso ¿Sería ético-moral visibilizar esta problemática cuándo han sido las políticas occidentales el origen de dicha realidad? Rada visibiliza a través del arte lo que otras mujeres intentan transmitir a través de su activismo, como es el caso de Massouda Kohistani, que insta a la comunidad internacional a no reconocer a los talibanes como gobierno legítimo en Afganistán.

Para finalizar, no olvidemos que como dijo Alberto Cairo, fisioterapeuta de la Cruz Roja en Kabul, “Muchos afganos pensaban que con los talibanes al menos no habría más atentados”, y si dicha afirmación no es una apología al extremismo religioso, si lo es a que debemos de cuestionarnos no sólo la superficie del conflicto afgano que ocuparon las portadas de todos los diarios en julio del 2021, sino lo que ha permitido que algo así ocurra en un país que a lo largo de su historia ha sido abatido por las fuerzas militares rusas y americanas, éstos últimos con el precepto de eliminar los grupos terroristas del territorio, creando una gran inestabilidad social por intereses geopolíticos y estratégicos.

Ante todo, nos encontramos con una identidad femenina construida, manipulada y objetivada de unas mujeres que después de la primera intervención estadounidense, expulsando a los líderes talibanes del gobierno, volvieron a salir a la calle, se permitieron el ‘lujo’ de soñar en un futuro, empezaron a formar parte del sector laboral como profesionales en distintas ramas científicas, humanísticas y sociales. Mujeres que salieron a la calle a luchar por sus derechos. El coraje de todas estas mujeres que ya en un pasado fueron supeditadas al estricto régimen y que vuelven, una vez más, a enfrentarse a la posibilidad de ser asesinadas por asistir a clase un miércoles por la mañana, un riesgo que aceptan ante la utopía de un futuro mejor superponiéndose a la posibilidad y al miedo a morir.

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